El giro de Louis Vuitton durante COVID-19 pone de relieve el valor de su enfoque de gestión flexible
Introducción:
Muchas empresas han dado un paso al frente o han recibido órdenes de ayudar con la escasez de equipos médicos de protección personal y desinfectantes durante la actual pandemia mundial. Empresas químicas como Dow, Ineos y Solvay son algunas de las que están produciendo desinfectantes de manos. Muchas marcas de moda también se han comprometido a ayudar a la industria de suministros médicos: desde Inditex, propietaria de Zara, y H&M, que producen batas de hospital y mascarillas tanto para pacientes como para trabajadores médicos, hasta L'Oréal, que también contribuye a paliar la escasez de desinfectantes de manos. En otros lugares, las marcas han hecho donaciones considerables para tratar de apoyar los esfuerzos para combatir la propagación del virus. Sin embargo, Louis Vuitton (LVMH) ha sido la primera empresa de moda en empezar a producir gel desinfectante en sus instalaciones francesas, que suelen producir perfumes y cosméticos para marcas como Guerlain, Christian Dior y Givenchy. El proyecto de LVMH se puso en marcha 72 horas después de que el 13 de marzo el gobierno francés hiciera un llamamiento a la industria para que ayudara a cubrir las carencias de suministros médicos esenciales.
Caso de uso e impacto empresarial:
LVMH se describe a sí misma como una organización ágil y descentralizada que fomenta la eficacia y la capacidad de respuesta. LVMH está mucho más integrada verticalmente que otras marcas de moda y, por tanto, tiene mucho más control para pivotar y hacer cambios rápidos. Esto, combinado con la descentralización de la toma de decisiones de la empresa, permitió al grupo tomar rápidamente la decisión ejecutiva de poner en pausa el negocio habitual y utilizar sus instalaciones para otros productos. La rápida actuación de LVMH para cambiar rápidamente su fabricación es un testimonio de los conceptos de estructura organizativa descentralizada y toma de decisiones ágil.
Lux Take:
Aportar valor en el plazo más breve posible exige descentralizar la toma de decisiones, un principio clave del pensamiento ágil. Uno de los principios del Manifiesto Ágil es responder al cambio antes que seguir un plan. Las empresas deben plantearse adoptar un pensamiento flexible y formar equipos capacitados no sólo durante las crisis, sino a lo largo de toda su actividad habitual, para permitir cambios rápidos, un alto rendimiento y agilidad ante los altibajos de unos mercados fluctuantes. Las grandes empresas tendrán que poner más énfasis en la capacidad de ser flexibles a la hora de tomar decisiones sobre si subcontratar o estar integradas verticalmente, ya que la flexibilidad será un diferenciador competitivo más importante en el futuro.